sábado, 21 de octubre de 2023

Aladino (mi version)

Erase una vez un niño que viva solo con su mamá en una pequeña casita en medio de una pequeña ciudad, que a su vez estaba en medio de un enorme desierto. Dicho sea de paso, ellos eran muy humildes, Aladino a diario iba al mercado esperando alguna oportunidad de trabajar para llevar algo de comida a su casa. 


Un día, en el mercado un hombre se le acercó diciendo: -¡Aladino, que gusto encontrarte!  soy Jafar, fuí amigo de tu padre. Necesito alguien que me ayude con un encargo, te ofrezco una moneda de oro a cambio de tu servicio. Aladino se aguanto las enormes ganas de brincar del gusto. ¡Una moneda de oro! Cuanta comida podría comprarle a su mama con eso. Fue a su casa por su mochila y le avisó que regresaría con una gran sorpresa.


Aladino y Jafar caminaron toda la tarde hasta que salieron de la ciudad y se internaron en el desierto, Aladino sentía que sus labios se partían por el calor y la sed. No había llevado consigo nada de comida ni agua, Jafar tampoco, y sin embargo no dejaba de caminar hacia la nada. De repente, Jafar se detuvo frente a una gran roca, la empujo dejando al descubierto una cueva.


-Aladino.- dijo Jafar. - Baja por esta cueva y busca la lampara de aceite.


Aladino bajó como pudo y empezó a caminar en la oscuridad, poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la penumbra y en el suelo alcanzó a ver un anillo dorado con una gema de color verde, lo recogió y se lo puso en el dedo. Siguió caminando hasta que encontró la lampara, erguida sobre un montículo de roca, emocionado la tomó, la guardo en su mochila y caminó a  la salida,


-jafar!, ayúdame a salir!.- gritó Aladino

-Lanzame la lampara primero!.- gritó Jafar.

Aladino sintió mucha desconfianza así que le respondió: 

- Mejor ayúdame a salir  y una vez afuera te la daré.


Jafar gritó de furia y cerro la cueva dejando a Aladino dentro. 


Aladino estaba asustado, ahora no podia ver nada, y pensó que jamás podría abrazar de nuevo a su mamá, se froto la manos con desesperación y un vapor verde salió del anillo iluminando toda la cueva.


-Soy el genio del anillo, !pídeme un deseo y te lo concederé!

Aladino estupefacto le dijo - Genio, deseo irme a mi casa con mi mamá-


-¡CONCEDIDO!-


¡Pum! En un santiamén, Aladino estaba parado en la sala de su casa con la mirada sorprendida de su madre.


Aladino le contó todo lo que había pasado, le mostró la lampara y su mamá, una señora muy pulcra comenzó a limpiarla con un trapo, cuando de repente un genio mas grande y poderoso que el del anillo salió envuelto en humo dorado


-¡Soy el genio de la lampara, pideme un deseo y te lo concederé!


Aladino estaba hambriento y sediento así que le dijo

- Genio, deseo mucha e interminable comida por favor!

-¡concedido! - exclamó el genio, y al instante apareció una enorme y elegante mesa con toda la comida y bebidas que uno pudiera imaginar, había Pizza, Arroz, carne, gelatina, fruta, pasteles, sopas, pescado, chocolates, tortillas, queso, etc.


Aladino froto el anillo y cuando salió el otro genio les dijo: 

-Quiero darles las gracias, hoy me han salvado, estoy en deuda con ustedes y me gustaría invitarlos a comer con nosotros.


Los genios estaban asombrados. Ningún amo les había dado las gracias jamas, y tampoco nunca los habían invitado a comer. Es bien sabido que los genios no necesitan comer, pero estaban tan asombrados que aceptaron y se sentaron con ellos a la mesa.  Platicaron toda la noche, les contaron como fue que se hicieron genios y los deseos mas raros que la gente les había pedido, rieron mucho todos, y también lloraron juntos. Cuando terminaron se despidieron y regreso cada uno a su alcoba uno en la lampara y el otro al anillo.



Al día siguiente Aladino fue a caminar al mercado y vio a sus amigos. Ellos no habían cenado la noche anterior, ni tampoco habían desayunado ese día, entonces Aladino les dijo.


-amigos!, los invito a comer a mi casa


Los niños corrieron y se quedaron atónitos al ver la mesa de comida interminable, comieron hasta saciarse y se fueron. Al día siguiente regresaron junto con sus padres y amigos y los padres de sus amigos. Todos comían en la mesa de Aladino pero la gente tenia que hacer fila afuera de su casa por que no cabían todos, por lo que Aladino le dijo al genio de la lampara.

-Genio, necesito un lugar donde quepan todos por favor-

-¡concedido!- 


Y donde había estado la casa de Aladino apareció un enorme palacio con grandes jardines llenos de arboles frutales y animales, había cerdos, vacas, conejos, cabras, patos, gallinas, etc. y grandes salones con paredes blancas y azules y cornisas doradas.


Las personas podían tomar lo que necesitaran para cocinar en sus casas o podían llegar a la mesa de comida interminable para comer.  


Al poco tiempo ya nadie estaba preocupado por la comida y empezaron a considerar emplear su tiempo y sus recurso en otras cosas, los padres pudieron meter a sus hijos a la escuela y los niños empezaron a estudiar, salían de la primaria para entrar a la secundaria, y después a la preparatoria y luego a la universidad. Ya no eran niños y todos eran industriosos, tenían un trabajo, un oficio o un negocio. Dentistas, escritores, arquitectos, comerciantes, cocineros, abogados, deportistas etc, todos se ayudaban mutuamente y no había pobres entre ellos. 


Un buen día, el sultan, mandó llamar a Aladino.

- Aladino! Se que el progreso de esta cuidad es evidente gracias a ti. Que fue lo que hiciste?


-Compartí mis alimentos con otros- dijo Aladino.


El sultan y el muchacho se hicieron amigos y le presento a toda su familia  incluida su hija Jazmin, quien también se hizo amiga de Aladino. 


Con el tiempo se enamoraron y se casaron, vivían tranquilamente en el palacio de Aladino y la princesa había visto la lámpara que Aladino tenia guardada en un armario sin embargo no sabia del genio poderoso que habitaba en ella.


Una tarde escucho que a las afueras del palacio un pregonero gritaba: 

-¡Cambio lamparas viejas por nuevas!, ¡cambio lamparas viejas por nuevas!-


Jazmin quizo darle una sorpresa a su esposo así que corrió al armario y entrego la lampara al comerciante. Cuando el hombre la tuvo en sus manos empezó a reír a carcajadas y su semblante amable se esfumo.


-¡por fin, después de todos estos años, es mía!-


El comerciante en realidad era Jafar disfrazado, todos esos años había ideado la forma de hacerse de la lampara.  Llamó al genio y pidió que se llevara el palacio con la princesa a un lugar lejano.


Aladino volvió esa tarde a su casa, pero no pudo encontrar ni al palacio ni a la princesa y lloro amargamente.  De repente recordó el anillo y lo frotó:


-Dime Aladino, ¿que es lo que deseas?

- por favor genio, llévame a donde este mi princesa.

-¡Concedido!


Aladino apareció en el patio, y vio a Jazmin llorando en un salon.

-¡Aladino!- grito Jazmin al verlo - Jafar me engaño, esta en el piso de arriba


Aladino froto el anillo de nuevo.

-Genio, has que caiga un sueño profundo sobre Jafar.


Cuando el malvado Jafar cayó dormido, Aladino entro en la habitación, le quito la lampara de las manos, y llamando al genio dijo:

-genio de la lampara, envía a Jafar a un lugar lejano, que nunca despierte de su sueño y envíanos a nosotros junto con el palacio a nuestra ciudad de origen.


-¡concedido!


En un abrir y cerrar de ojos todo había vuelto a la normalidad.


Aladino tomó las manos de la princesa y se disculpó por no haberle contado toda la verdad sobre los genios y su pasado. Cuando terminó de hablar, Jazmin, a su vez se disculpó por haber tomado algo que no era de ella para cambiarlo.


Los dos se abrazaron y prometieron que no habría mas secretos entre ambos.


Nunca volvieron a saber de Jafar, y con el tiempo Jazmín y Aladino se convirtieron en Sultanes de su pueblo y reinaron con valor, armonía y justicia.



Fin.

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