Cuenta la leyenda que la Diosa Magte quiso ayudar al hombre.
No estaba segura cómo hacerlo pues cada vez que les hablaba su reacción era voluble y explosiva.
Poseía el Don y la gracia de ver a través de todos los tiempos, y su fuerza provenía de la comunión con las otras diosas, así que hizo un consejo.
-Diosas del tiempo y del espacio, las he reunido hoy para expresarles mi inquietud y mi angustia respecto al hombre.
-Cuál es tu inquietud madre Magte?
-Mi inquietud es su gran letargo y estancamiento. Flotan en el cosmos sin preguntarse por qué, existen para cumplir sólo sus instintos naturales y no escuchan la palabra que se ha establecido, no edifican ni se instruyen, no agradecen y no crecen. Que haremos pues para ayudarlos?
-Necesitan un ser que permanezca con ellos todo el tiempo, si es tu visión madre Magte envíanos con ellos a un plano físico para que puedan vernos y escucharnos, nosotras los amaremos y los guiaremos uno por uno de vuelta hacia ti.
Magte conmovida les dijo.
-Estarían renunciando a su poder divino y solo viviría en ustedes como una promesa latente para guiarlas, no podrían escucharme salvo que escucharan muy profundamente dentro de ustedes mismas.
-Ellos están perdidos a merced de su propia naturaleza humana. Nosotras les ayudaremos haremos que nos amen y los amaremos. Los sostendremos con paciencia y esperanza hasta donde nuestra fuerza nos permita, abriremos los ojos y el alma de los hombre, lo llevaremos de la mano.
Magte habló
-Deben saber que no todos estarán dispuestos a venir con ustedes, se endurecerán y buscarán que ustedes también se vuelvan roca. No puedo prometer que no lo conseguirán.
-Tomaremos el riesgo- respondieron las diosas.
Magte envió a todas al plano del hombre y ellas, aunque olvidando todo, nacieron sabiendo que debían amarlos como a sí mismas y a veces incluso más.
La batalla continúa desde entonces, a veces ganan y a veces pierden, y Magte espera con esperanza el fin de los tiempos para hacer el recuento de los hombres llevados a la divinidad y el recuento de las diosas que no pudieron regresar por haber muerto en la lucha.
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